Homenaje al distinguido ciudadano sabanalarguero César Insignares Ripoll, realizado la noche del 14 de septiembre de 2013 por la Casa de la Cultura de Sabanalarga, acto en el que se le condecoró con la MEDALLA HONOR AL MERITO DE LA CASA DE LA CULTURA.

Cesar Insignares Ripoll.
Honor al Merito Casa de la Cultura de Sabanalarga

Más que una novela histórica, este relato corto, es una historia novelada de acontecimientos que el autor, con exuberante creatividad, ubica en el eje geográfico Puerto España-Cartagena-San Antonio de Padua de Sabanalarga, para encontrarle una interesante explicación a la vocación cultural de los sabanalargueros.

 El autor va colocando con ingeniosa habilidad literaria sus diferentes personajes en escenarios y desafíos de la más diversa índole, mezclando la realidad con la ficción en una narración que atrae  la atención del lector, elaborada con un lenguaje diáfano que, en ocasiones, se asemeja más al estilo de un consumado novelista que al de un novel escritor que se inicia con buen augurio en el exigente campo de la literatura.

 Como Gobernador del Atlántico, pero sobre todo como coterráneo de Cesar, he respaldado con entusiasmo este proyecto literario, no solo por su valor intrínsico y su aporte a la cultura, sino como una forma eficaz de alentar el sentido de autoestima y orgullo terrígeno de las gentes de Sabanalarga, sentimiento que se puede predicar por igual de quienes hemos tenido el honor de nacer en ese pueblo o de los que se han forjado en su matriz social.

  La administración departamental que me ha correspondido presidir durante el período 2004-2007, se ha propuesto por todos los medios estimular el sentido de pertenencia atlanticense, creando conciencia sobre nuestras raíces profundamente ancladas en el  subsuelo precolombino y enriquecidas con el aporte europeo y africano, para culminar en un crisol étnico que nos identifica e invita permanentemente a integrarnos y trabajar unidos para alcanzar los grandes objetivos sociales y la materialización de nuestros propósitos.

 En este contexto, le hemos dado prioridad y trascendencia a la inversión social y a la infraestructura productiva en los municipios  del Atlántico, que durante cien años de existencia institucional habían permanecido en el olvido, recibiendo apenas mendrugos presupuestales, muriéndose literalmente de sed y sedientos de desarrollo humano.

 La carencia de agua potable es una causa primaria de la desnutrición infantil, que puede llevar al párvulo fácilmente a la muerte o a sobrevivir en condiciones de minusvalidez  intelectual, como posiblemente ha acontecido con centenares de niños sabanalargueros que en sus primeros años de vida se vieron privados de suministro esencial del agua limpia y, por ende, diezmados en su desarrollo cognitivo.

 Darle adecuada respuesta a las necesidades básicas insatisfechas es la mejor forma de lograr el desarrollo pleno de las capacidades del ser humano y, particularmente, de su potencial intelectual que se materializa en una irresistible vocación por la ciencia y la cultura, esa que, según la historia novelada de Insignares, nos llegó como herencia de un grupo de españoles  ilustrados “que España nos envió como embajadores de buena voluntad para promover en el nuevo mundo una imagen más amable de la madre Patria y borrar así la difundida creencia de que la metrópolis solo estaba interesada en saqueo de las riquezas de América”.

 El mensaje del libro que prologamos y el del Plan de Desarrollo Departamental “Compromiso para una vida digna”, tiene un punto de confluencia, en cuanto ambos, por diferentes caminos, se dirigen a un objetivo común: escarbar en la cantera despasado, para encontrar en sus mas profundos filones motivos que contribuyan a elevar la autoestima y el compromiso de estar a la altura de nuestras responsabilidades humanas, políticas y morales.

 La nuevas generaciones de sabanalargueros están frente al desafío histórico de reencontrarse con esa vocación por la cultura y el respeto a valores y principios que cultivaron las gestes de bien que nos antecedieron, esas que le dieron lustre a su tierra natal y la hicieron conocer más por sus virtudes y talentos que por su progreso material.

 “La noche del pasado” es un gratificante paseo por un pretérito olvidado que debemos estudiar y recordar cotidianamente, como método para fortalecer la confianza en nuestra energía interior y encontrar en esas remembranzas el estímulo que nos permita construir un futuro mejor.

 Futuro que llegará si nos mantenemos fieles a una tradición y un legado material que, en el mundo de hoy, adquiere una mayor significación y relevancia, como quiera que la humanidad ha entrado desde hace varios lustros a la gran era del conocimiento. Y allí puede estar la fortaleza de nuestro pueblo y de todos los pueblos que transiten por esa insustituible senda.